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Imposible incumplir Por: Jose Miguel Chavez

Las obligaciones se hacen sin importar que hagas la noche anterior. Antes de esta cuarentena que estamos pasando, en el mes de febrero el papá de un amigo me había contratado para hacer unos cócteles en la finca de ellos; el papá de mi amigo me había dicho que hace tiempo quería tomarse unos cócteles con la familia y pasar un rato agradable, Yo le dije que sí, que con mucho gusto se los preparaba. Acepté porque lo conocía desde hace tiempo y también porque fue mi amigo el que le dijo que me contratara. Su papá me dijo que no me preocupara de nada, que él ponía todo, y me preguntó a qué hora llegaba a la finca para hacer el trabajo. Yo le dije que llegaba después de trabajar y el aceptó, me dijo que apenas acabara el turno le dijera, que él no veía problema con ir a recogerme. Yo lo llame a las 10:30 p.m. porque a esa hora cerrábamos, él me recogió, llegamos a la finca, me llevó hacia la barra para comenzar.


Esa noche hice como 120 cócteles para su familia y mis amigos, como a las 2 a.m. me dice que me relaje que vaya a disfrutar con mis amigos. Nos dijo que nos acabáramos el trago que había. La noche avanzó y cuando nos dimos cuenta ya eran las 7 a.m. Decidimos ir a dormir, cuando me doy cuenta son las 2 p.m. del domingo y tengo que ir a trabajar a las 5. Lo que haría la mayoría de la gente es llamar al jefe y decir que no van, pero yo me convencí de que tenía que ir a trabajar. Era mi obligación, sin importar que hubiera hecho la noche anterior.

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