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Lo imposible que se contreta Por: Rosalía Castro

Esta es una historia que siempre me saboreo, es vieja y tiene que ver con sueños e ideales, siempre la cuento y la vuelvo a contar. En 1990 mi amigo Carlos fue elegido al consejo de la Facultad de Comunicación, un día le pasaron una carta, que venía con una foto de un grupo de 10 personajes con buena onda y un afiche que tenía el mapa de América a mano alzada. Era una invitación al Primer Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Comunicación Social en Santiago de Chile.

Las monjas del colegio me habían hablado del llamado, pues este era el mío, yo me quería ir a Chile, yo quería conocer esos estudiantes. Escribimos una ponencia, invitamos más gente y un día estábamos sentados en un avión, rumbo a Santiago con escala en Lima. La experiencia fue vital, intensa, dejó honda huella y grandes amigos. Salir de Colombia era difícil en ese momento, pero invitar gente a venir a nuestro país parecía imposible, sin embargo, nos lanzamos a organizar aquí, el Segundo Congreso Latinoamericano de Estudiantes de Comunicación Social.

Era la época de las bombas, Pablo Escobar era omnipresente y se agazapaba en las esquinas para sorprendernos con explosiones y sangre, nadie quería venir a Colombia. El correo electrónico no existía, pero si nuestra convicción de atraer gente de todas partes y hacer de Latinoamérica un sólo país. Un día de Octubre de 1991 nos reunimos 500 jóvenes latinoamericanos y nos dimos cuenta que todo es posible: los peruanos bailaron bajo la lluvia, los dominicanos nos deleitaron con un concierto de merengue y arroz pa ́ todos, los chilenos nos abrazaron cariñosos, los venezolanos contaban historias, los argentinos y uruguayos rompían corazones, los venezolanos disfrutaban el ron viejo de caldas. Lo sabroso de esta historia es haber desafiado lo imposible, para hacer amigos en varios rincones.

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